La casi la totalidad de las artes marciales japonesas, se basan en la competición y contienen elementos deportivos. Sin embargo, el Aikido es uno de los artes marciales más jóvenes del Japón y su aporte a la cultura y a la educación va enfocada desde otra perspectiva. Aikido no admite la competencia, ya que va dirigido a la formación del individuo y a la responsabilidad social. Es un Budo moderno que promueve la cooperación, la armonía y el bienestar común. Aikido no critica la competencia, pero tampoco la promueve. Para Aikido lo más importante es la formación física y mental del estudiante por medio del entrenamiento, a través del cual buscamos desarrollar un espíritu inquebrantable.
Día a día en la práctica se trabaja por alcanzar el refinamiento de la técnica y del carácter.
Por medio de la práctica de Aikido aprendemos a ser mejores personas. En cada práctica se hace énfasis en la cooperación, la cortesía, el respeto, la limpieza, etc. Se enseña a los estudiantes más avanzados a ayudar a principiantes y menores para que puedan mejorar y logren dar cada día desarrollar su técnica y confianza interna para alcanzar los objetivos. El Aikido nos enseña a ser personas pacíficas y no violentas. Nos ayuda a controlar la ira y llegar a un entendimiento por medio de la vía pacífica.
En aikido se promueven los valores de la amistad y la familia. Esto nos enseña a trabajar juntos en beneficio común del grupo, la sociedad, nuestro país, etc. Si todos ayudamos a mejorar, podemos tener un mundo mejor, donde podemos disfrutar. Para ello se necesita formar en cada estudiante la generosidad de estar dispuestos a dar cada día algo mejor de lo que fuimos el día anterior.
Aikido es un sistema de que respeta, valora y se promueve en todas las culturas. Respetamos todas las formas de pensar, pero valoramos aquellas que son valores universales como: la cortesía, el respeto, la paz, la no violencia, la amistad, etc. Y promovemos en nuestros seminarios el intercambio cultural entre distintas nacionalidades para conocer más de nuestras formas de ver la vida, entendiendo que, sobre todo, somos seres humanos que habitamos un mismo planeta. Una mente amplia se da por tener esa conexión e intercambio con otros seres humanos.
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Nuestras clases son para todo el mundo, sin importar edad ni género.
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